1º parte: La leyenda comienza con la conquista del
tesoro de los Nibelungos por Sigfrido (descendiente directo de
Odín). Este recibe un baño de sangre de un dragón que lo protege en todo su
cuerpo, excepto en una parte de la espalda en que una hoja de un árbol había
impedido que la sangre rozara su piel (referencias a Aquiles y su talón)
El príncipe se
enamora de Krimilda y para poder casarse
con ella, debe ayudar al hermano de esta, Gunter,
a enamorar a Brunilda, la princesa
de Islandia. Brunilda es indomable, y hasta el momento ha rechazado a todos sus
pretendientes, y solo se casará con aquel que la supere en una serie de pruebas
de fuerza y habilidad.
Sigfrido, asumiendo
la apariencia de Gunter (gracias a un yelmo encantado), logra culminar todas
las pruebas. Se celebran entonces ambas bodas.
Quince años
después, Brunilda se entera del engaño (lectura) y como conoce su punto débil gracias a
una imprudencia de Krimilda, manda al guerrero Hagen matar a Sigfrido (lectura).
2º parte: Muerto Sigfrido, Krimilda arranca su
venganza: se casa con Atila, rey de
los hunos. Doce años más tarde, su hermano Gunther y Hagen visitan la corte de los hunos y Krimilda convence a su esposo para que ataque a los burgundios. La propia Krimilda
decapita a su hermano y a Hagen (el asesino de Sigfrido). Finalmente es
asesinada por Hildebrando, caballero de Atila.
TRASCENDENCIA DE LA OBRA.
En el siglo XIX, el compositor alemán Richard Wagner se inspiró en el Cantar de los Nibelungos para componer una tetralogía llamada El anillo de los Nibelungos. La obra está compuesta por las óperas El oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses. En ellas, Wagner aplicó sus innovaciones sobre el lenguaje de la ópera y su concepción de la grandiosidad del género, y reflejó su espíritu romántico, que idealiza el pasado mítico alemán.
En el siglo XX, la literatura fantástica también le debe mucho a esta obra de la épica germánica. Es el caso de la novela de J. R. Tolkien, El señor de los anillos. Seguro que habéis visto la versión cinematográfica o incluso habréis leído la novela. Os recomiendo también ver la película Tolkien, donde veréis el origen de la inspiración directa del escritor inglés a través de El anillo de los Nibelungos.
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