lunes, 12 de diciembre de 2022

LECTURA VOLUNTARIA: Tristán e Isolda

 Si queréis conocer de cerca la leyenda de Tristán e Isolda, que tantas versiones tuvo durante la Edad Media, dentro de la Materia de Bretaña, os propongo la lectura de: 




jueves, 1 de diciembre de 2022

DESCUBRIENDO LA NUEVA LITERATURA GRIEGA: La miga de aquel verano, Isidoros Zourgos


 

Tras el profundo recorrido por la literatura griega clásica, es imprescindible echar un vistazo al panorama literario de la Grecia actual. Si la Odisea de Homero nos remitía directamente al poema de Kavafis Ítaca, la Ilíada podría tener su correlato en esta deliciosa novela titulada La miga de aquel verano escrita por Isidoros Zourgos. 

    El contexto épico es mucho más modesto: la novela se ambienta en un pequeño pueblo del interior de Grecia, con calles escarpadas y expuestas al implacable sol del verano de 1974. En este espacio, descrito con una inmensa belleza combinando la sencillez y el lirismo, se mueven un grupo de niños que han de “luchar” por ocupar su puesto en la pandilla. El trasfondo de la guerra entre Chipre y Grecia, las noticias en las radios sobre la caída de la dictadura y los susurros de los mayores, son ese telón de fondo que nos conecta con una épica de niños, donde la principal batalla que han de librar es contra el tiempo y el miedo de crecer. A sus once años, el protagonista Nicolas siente cómo la infancia ya se le escapa de entre las manos, aunque intenta atraparla en ese gesto inconsciente y de tintes metafóricos que es amasar la miga de pan entre los dedos (este gesto le calma los miedos de un mundo en ebullición). Pero el tiempo corre irreparablemente (tempus fugit): el verano llega a su fin, el otoño se aproxima y con él se intuye una nueva etapa, una adolescencia en la que todo es nuevo y cambiante (como dice Nicolas, desde que su hermano Dimos lleva pantalón largo, ya no es el mismo).  

Esa es, al fin y al cabo, la gran historia épica, que es también la de cada uno de uno de nosotros, la aventura de crecer.  

Además, es un libro que nos recuerda mucho a El camino de Miguel Delibes, otra novela imprescindible donde la palabra salva los recuerdos de la infancia para convertirlos en pura belleza.