lunes, 11 de septiembre de 2017

EL MITO DEL DILUVIO: TEXTOS

Son varios los textos antiguos que hacen mención al diluvio universal o la gran inundación, lo que nos puede hacer pensar en que pudo tratarse de un hecho histórico. 
Vamos a leer algunos de esos textos, para establecer luego comparaciones (y seguir indagando sobre ello):



Literatura mesopotámica: Poema de Gilgamesh.

Utanapistin le habló a Gilgamesh: “Revelaré ante ti, oh Gilgamesh, palabras secretas y el propósito de los dioses te manifestaré. Suripak, ciudad que conoces, se levanta en las orillas del Éufrates. La ciudad había envejecido y con ella los dioses que la habitaban. Sus corazones indujeron a los dioses a enviar una gran inundación. Allí estaban Anu, padre de los dioses, el guerrero Enlil, que los aconsejaba, Nibib, que les servía de mensajero, y Enugi, su príncipe. El señor de la sabiduría, Ea, se sentaba también entre ellos; sus palabras las repitió él en la cabaña de cañas, diciendo: ¡Oh, cabaña de cañas! ¡Oh, pared! ¡Oh, cabaña de cañas y pared! ¡Óyeme y presta atención! ¡Oh, hombre de Suripak, hijo de Ubara-Tutu, echa abajo tu casa, construye una embarcación, abandona todo lo que posees, pon atención por tu vida! Tus dioses te abandonan, ponte a salvo, lleva a la embarcación semilla viviente de todas las especies.” (…)
Utanapistin siguió las instrucciones del dios Ea y reunió la madera necesaria para construir la embarcación, y al quinto día le puso la quilla. La construyó en forma de arca y levantó una casa de 120 codos de altura, que dividió en seis pisos. (…) Hizo traer aceite y sacrificó bueyes y corderos. (…) Y cuando estuvo dispuesto, llevó allí todas sus pertenencias. También llevó a todos sus familiares y a sus dependientes, así como el ganado que pacía en el campo y los animales que corrían por él, y a los artesanos: a todos los puso en el arca. Shamash, dios del Sol, había fijado un momento determinado diciendo: “Al atardecer, el Señor de la oscuridad enviará lluvia copiosa. Entra entonces en el arca y enciérrate en ella”. El momento señalado llegó y, al oscurecer, el Señor de la oscuridad envió raudales de lluvia.

Literatura hebrea: La Biblia. Génesis. El arca de Noé.

Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvé haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo Yahvé: «Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado —desde el hombre hasta los ganados, los reptiles, y hasta las aves del cielo— porque me pesa haberlos hecho». Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé. [...] Dijo, pues, Dios a Noé: «He decidido acabar con todo viviente, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he decidido exterminarlos de la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas. [...] Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo ser viviente meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo». [...] El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Crecieron las aguas y levantaron el arca, que se alzó de encima de la tierra. [...] Al cabo de ciento cincuenta días, las aguas habían menguado, y en el mes séptimo, el día diecisiete del mes, varó el arca sobre los montes de Ararat. [...] Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: «Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. [...]. Pongo mi arco en las nubes, que servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra. Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se verá el arco en las nubes, y me acordaré de la alianza que media entre yo y vosotros y todo lo ser vivo, y no habrá más aguas diluviales para exterminar la tierra.
 Génesis, 6, 5-9, 15, Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer

Literatura griega: Deucalión.

Cierta vez, cuando Zeus caminaba por la tierra disfrazado de pobre viajero, descubrió que la gente de Arcadia se portaba con tanta crueldad y tan despiadadamente que decidió exterminar a todos los mortales con un enorme diluvio. Al mismo tiempo, Deucalión, rey de Ftía, visitó a su padre Prometeo en el Cáucaso, e intentó ahuyentar al buitre que se lo estaba comiendo, pero el buitre siempre regresaba. Prometeo, que sabía predecir el futuro, advirtió a Deucalión que habría un diluvio. Así pues, Deucalión se construyó un arca, la llenó con sus rebaños de ovejas y vacas y otros bienes, y subió a bordo. Su mujer Pirra también fue con él. Entonces empezó a soplar el viento del sur, y cayó la lluvia a cántaros; los ríos corrían con gran fuerza por las laderas de las montañas, llevándose ciudades y templos y ahogando a todo ser viviente. El arca flotó muy encima de los árboles, y el agua seguía subiendo. Por fin solo quedaban por encima del nivel del agua unos cuantos picos de montaña. Poco después cesó la lluvia, y el arca, después de balancearse sobre las olas durante nueve días, se detuvo en la cima del monte Otris, en Tesalia, no lejos de Ftía. Deucalión y Pirra bajaron deslizándose por los costados de la embarcación, sacrificaron un carnero a Zeus y, en cuanto la inundación hubo bajado un poco, encontraron un templo cubierto de algas y de escombros, y allí se pusieron a rezar para que se salvara la humanidad. Zeus oyó su plegaria y envió a Hermes para que les dijera:
—Todo irá bien. Cubrid vuestras cabezas y arrojad hacia atrás los huesos de vuestra madre.
Puesto que Deucalión y Pirra tenían madres distintas, ambas enterradas en cementerios que en aquel momento yacían bajo las aguas profundas, imaginaron que «vuestra madre» significaba la Madre Tierra. Se cubrieron las cabezas y arrojaron piedras por la espalda. Las piedras se convirtieron en hombres y mujeres al tocar el suelo.
Robert GRAVES , Dioses y heroes de la Antigua Grecia, Lumen.

Si queréis seguir indagando, podéis leer el siguiente artículo.