EMMA. Descripción de la protagonista y sus
sueños de grandeza, en contraste con el inmovilismo y lo prosaico que la rodea.
Lo primero que hacía era mirar a su
alrededor, para ver si había cambiado algo desde su última visita al lugar.
Todo estaba igual que siempre; las digitales y los alhelíes en su sitio;
cubiertos de ortigas los gruesos peñascos y a lo largo de las tres ventanas,
con sus postigos siempre cerrados y pudriéndose en sus goznes enmohecidos, las
marañas de líquenes. Su pensamiento, sin rumbo fijo al principio, vagaba al
azar, como su galguilla, que describía círculos por la campiña, ladrando a las
mariposas amarillas, persiguiendo a las musarañas o mordisqueando las amapolas
a la orilla de un trigal. Luego, poco a poco, sus ideales comenzaban a tomar
cuerpo y, sentada en el césped y removiéndolo levemente con la contera de su
sombrilla, Emma se repetía una y otra vez:
-¿Por qué me habré casado, Dios mío?
Se preguntaba entonces si por cualquier otra
combinación del azar no le habría sido posible encontrar otro hombre, e
intentaba imaginar cuáles habrían sido esos acontecimientos no acaecidos,
aquella otra vida, aquel marido que no le fue dado conocer. Pues lo cierto es
que ninguno de ellos se parecía al suyo. Hubiera podido ser guapo, inteligente,
distinguido, atractivo, tal y como eran seguramente los que se habían casado
con sus antiguas compañeras de colegio. ¿Qué harían ellas ahora? En la ciudad,
con el tumulto de las calles, el barullo de los teatros y el esplendor de los
bailes, llevarían una de esas existencias en las que el corazón se dilata y se
exaltan los sentidos. En cambio, la suya era una vida fría como un desván cuyo
tragaluz da al norte y donde el hastío, araña silenciosa, tejía su tela en la
sombra por todos los rincones de su corazón.
Emma Bovary se ha dicho que tiene mucho de personaje quijotesco: Don Quijote fue un
inadaptado a la vida por culpa de su imaginación y de ciertas lecturas. La
tragedia de Emma consiste en intentar vivir sus sueños románticos (por su afición a las
lecturas románticas) en una realidad mediocre.
De la caracterización del personaje protagonista, surgió el término bovarismo.
Bovarismo o síndrome
de Madame Bovary es el estado de insatisfacción crónica de una persona
(especialmente en el campo afectivo o amoroso), producido por el contraste
entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto de sus
propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas.”
SUICIDIO. La agonía de Emma narrada con la
más absoluta objetividad y realismo (el propio Flaubert llegó a experimentar con arsénico para poder describir sus efectos con absoluto rigor).
Gotas de sudor
surcaban su cara azulenca, que parecía como fijada en la exhalación de un vapor
metálico. Le castañeaban los dientes, los ojos, agrandados, miraban vagamente
en torno, y a todas las preguntas respondía con un movimiento de cabeza. (…)
Su pecho empezó a
jadear en un estertor acelerado. Le salía toda la lengua fuera de la boca; sus
ojos, dando vueltas, palidecían como dos globos de lámpara que se apagan, hasta
parecer muerta de no ser por la horrible aceleración de las costillas,
sacudidas con un jadeo furioso, como si el alma diera botes para desprenderse.
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