Durante el siglo XVIII, la literatura se compromete con la difusión de las ideas ilustradas. Este hecho explica el desarrollo de la prosa de ideas, con distintas variantes:
- Ensayo: iniciado por Montaigne en el siglo XVI, se consolida como instrumento al servicio de la investigación, la erudición y la crítica, con un estilo elegante y claro.
- Epístola: consiste en un escrito en forma de carta, dirigida a un personaje determinado. Tiene un doble propósito: por un lado, el escritor se compromete personalmente con lo que manifiesta y, por otro, el intercambio de correspondencia permite abordar el tema desde distintas perspectivas (ej. Cartas persas de Montesquieu, Cartas marruecas de Cadalso).
- Sátira: critica las costumbres y vicios de la sociedad, con un propósito moralizador y un acento burlesco.
- Diálogo, en dos modalidades: diálogo didáctico (acerca de temas filosóficos o políticos) y novela dialogada (enfocada como un debate de ideas).
- Artículo periodístico: trata temas de actualidad con la intención de orientar la opinión de los lectores, mediante juicios de interpretación y valoración. Se convertirá en uno de los principales géneros gracias al nacimiento de la prensa.
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