A partir del estudio de Las mil y una noches, os planteo la siguiente actividad voluntaria:
Consulta la entrada de este blog sobre Las mil y una noches. Lee el cuento titulado "Imagínate que te quiero". A continuación, crea una entrada en tu blog donde contestes a las siguientes cuestiones:
1. Realiza un resumen del cuento.
2. Establece relaciones con Las mil y una noches, fijándote en los siguientes aspectos: personajes, estructura, contenidos...
BLOG DE LITERATURA UNIVERSAL DE 1º BACHILLERATO. "Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias", Eduardo Galeano.
viernes, 23 de noviembre de 2018
miércoles, 7 de noviembre de 2018
LECTURA VOLUNTARIA: Las mil y una noches
Para los que queráis leer de forma voluntaria Las mil y unas noches aquí tenéis la selección de los cuentos que hay que leer, que encontraréis pinchando en el siguiente enlace:
- Historia del Rey Schahriar y de su Hermano el Rey Schahzaman (hasta la Primera Noche).
- Historia de Aladino y la lámpara mágica.
- Alí Babá y los cuarenta ladrones.
- El ángel de la muerte y el rey de Israel (que aparece abajo, en esta misma entrada del blog)
- El cuento Imagínate que te quiero, (incluido más abajo, en esta entrada del blog)
A continuación, resume cada una de las historias. Para saber un poco más, aquí os dejo algunos apuntes que os pueden servir.
Para acercarnos a esta famosa colección de cuentos, podemos abordar distintos enfoques (y todos ellos nos acercan la obra a la actualidad):
Las versiones Disney de los principales cuentos contenidos en la antología, es quizás imagen que tengáis más presente.
En cuanto a su estructura, Las mil y una noches presenta el conocido marco de la joven Sherezade que ha de entretener al sultán contando cuentos cada noche. Como homenaje a esta estructura, podemos ver versiones tan actuales como Imagínate que te quiero.
Respecto a la temática, en Las mil y una noches podemos leer este apólogo en el que se aborda el tema de la muerte, perteneciente a la Noche 463:
EL ÁNGEL DE LA MUERTE Y EL REY DE ISRAEL.
Se cuenta de un rey de Israel que fue un tirano. Cierto día, mientras estaba sentado en el trono de su reino, vio que entraba un hombre por la puerta de palacio; tenía la pinta de un pordiosero y un semblante aterrador. Indignado por su aparición, asustado por el aspecto, el rey se puso en pie de un salto y preguntó:
—¿Quién eres? ¿Quién te ha permitido entrar? ¿Quién te ha mandado venir a mi casa?
—Me lo ha mandado el Dueño de la casa. A mí no me anuncian los chambelanes ni necesito permiso para presentarme ante reyes ni me asusta la autoridad de los sultanes ni sus numerosos soldados. Yo soy aquel que no respeta a los tiranos. Nadie puede escapar a mi abrazo; soy el destructor de las dulzuras, el separador de los amigos.
Cuando oyó estas palabras, el rey cayó al suelo, un estremecimiento recorrió todo su cuerpo y quedó sin sentido. Al volver en sí, dijo:
—¡Tú eres el Ángel de la Muerte!
—Sí.
—¡Te ruego, por Dios, que me concedas el aplazamiento de un día tan sólo para que pueda pedir perdón por mis culpas, buscar la absolución de mi Señor y devolver a sus legítimos dueños las riquezas que encierra mi tesoro; así no tendré que pasar las angustias del juicio ni el dolor del castigo!
—¡Ay! ¡Ay! No tienes medio de hacerlo. ¿Cómo te he de conceder un día si los de tu vida están contados, si tus respiros están inventariados, si tu plazo de vida está predeterminado y registrado?
—¡Concédeme una hora!
—La hora también está en la cuenta. Ha transcurrido mientras tú te mantenías en la ignorancia y no te dabas cuenta. Han terminado ya tus respiros: sólo te queda uno.
—¿Quién estará conmigo mientras sea llevado a la tumba?
—Únicamente tus obras.
—¡No tengo buenas obras!
—Pues, entonces, no cabe duda de que tu morada estará en el fuego, de que en el porvenir te espera la cólera del Todopoderoso.
A continuación le arrebató el alma y el rey cayó del trono al suelo.
Se oyeron los clamores de sus súbditos; se elevaron voces, gritos y llantos; pero si hubieran sabido lo que le preparaba la ira de su Señor, los lamentos y sollozos aún hubiesen sido mayores y más y más fuertes los llantos.
Curiosamente, este cuento y otros muy semejantes procedentes de diversas fuentes (hebreas, persas...) han llegado hasta la literatura actual con versiones tan conocidas como esta que incluye Bernardo Atxaga en su Obabakoak:
EL CRIADO DEL RICO MERCADER
Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.
Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
—Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
—Pero, ¿por qué quieres huir? -le preguntó el mercader.
—Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
—El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
—Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
—¿Un gesto de amenaza? -contestó la muerte-. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado.
martes, 6 de noviembre de 2018
OVIDIO, METAMORFOSIS: Píramo y Tisbe
Aquí tenéis una de las más conocidas leyendas incluidas en las Metamorfosis de Ovidio. Tras su lectura, realiza las siguientes actividades:
- Resume con tus palabras la historia de amor entre Píramo y Tisbe.
- Busca referencias de esta leyenda en el teatro de Shakespeare (indica sus títulos).
PÍRAMO Y TISBE.
- Resume con tus palabras la historia de amor entre Píramo y Tisbe.
- Busca referencias de esta leyenda en el teatro de Shakespeare (indica sus títulos).
PÍRAMO Y TISBE.
Era Píramo el joven más apuesto y Tisbe la más bella de las chicas de Oriente. Vivían en casas
contiguas, allí donde se dice que Semíramis ciñó de muros de tierra cocida su elevada ciudad. Su proximidad
les hizo conocerse y empezar a quererse. Con el tiempo creció el amor.
Hubieran acabado casándose, pero se opusieron los padres. Aunque no les dejaban verse, lograban comunicarse por señas y por gestos; no pudieron los padres impedir que cada vez estuvieran más enamorados: y cuanto más ocultan el fuego, más se enardece el fuego oculto.
La pared medianera de las dos casas tenía una pequeña grieta casi imperceptible que se había producido antaño, durante su construcción, pero ellos la descubrieron y la hicieron conducto de su voz. A través de ella pasaban sus palabras de ternura, a veces también su desesperación. Muchas veces, cuando de una parte estaba Tisbe y de la otra Píramo, y habían ellos percibido mutuamente la respiración de sus bocas, decían:” Pared envidiosa, ¿por qué te alzas como obstáculo entre dos amantes?. ¿ Qué te costaba permitirnos unir por entero nuestros cuerpos, o, si eso es demasiado, ofrecer al menos una abertura para nuestros besos? Pero no somos ingratos; confesamos que te debemos el que se haya dado a nuestras palabras paso hasta los oídos amigos”.
Después de hablar así en vano y separados como estaban, al llegar la noche se dijeron adiós, y dio cada uno a su parte besos que no llegaron al otro lado.
Pero al día siguiente se reunieron en el lugar de costumbre , y después de muchos lamentos murmurados en voz baja, toman una decisión. Acuerdan escaparse por la noche, burlando la vigilancia, y reunirse fuera de la ciudad. Se encontrarían junto al sepulcro de Nino, al amparo de un moral (árbol)que allí había. Un árbol había allí cuajado de brutos blancos como la nieve, un erguido moral, situado en las proximidades de un frio manantial.
Este plan adoptan; ese día se les hizo eterno. Al fin llega la noche. Tisbe, embozada, logra salir de casa sin que se den cuenta y llega la primera a la tumba y se sienta bajo el árbol convenido: el amor la hacía audaz.
En esto se acerca a beber a la fuente una leona, con sus fauces aún ensangrentadas de una presa reciente, con la intención de apagar su sed en las aguas de la vecina fuente. Al percibirla de lejos a la luz de la luna, Tisbe escapa asustada y se refugia en el fondo de una cueva. En su huida se le cayó el velo con que cubría su cabeza. Cuando la leona hubo aplacado su sed en la fuente, encontró el velo y lo destrozó con sus garras y sus dientes.
Algo más tarde llegó por fin Píramo. Distinguió en el suelo las huellas de la leona y su corazón se encogió; pero cuando vio el velo de Tisbe ensangrentado y destrozado, ya no pudo reprimirse: "Una misma noche - dijo - acabará con los dos enamorados. Ella era, con mucho, más digna de una larga vida; yo he sido el culpable. Yo te he matado, infeliz; yo, que te hice venir a un lugar peligroso y no llegué el primero. ¡Destrozadme mi cuerpo, leones, que habitáis estos parajes, y devorad a fieros mordiscos esas vísceras criminales! Pero es de cobardes limitarse a decir que se desea la muerte".
Levanta del suelo los restos del velo de Tisbe y acude con él a la sombra del árbol de la cita. Riega el velo con sus lágrimas, lo cubre de besos y dice: "Recibe también la bebida de mi sangre". El puñal que llevaba al cinto se lo hundió en las entrañas y se lo arrancó de la herida moribundo mientras caía tendido boca arriba. Su sangre salpicó hacia lo alto, como cuando en un tubo de plomo deteriorado se abre una hendidura, que por el estrecho agujero lanza chorros de agua, y manchó de oscuro la blancura de las moras. Las raíces de la morera, absorbiendo la sangre derramada por Píramo, acabaron de teñir de color púrpura los frutos que cuelgan.
Aún no repuesta del susto, vuelve la joven al lugar de la cita, deseando encontrarse con su amado y contarle el enorme peligro del que se ha librado. Reconoce el lugar, pero la hace dudar el color de los frutos del árbol, se queda perpleja sobre si será el mismo árbol. Mientras vacila distingue un cuerpo palpitante en el suelo ensangrentado; retrocedió, y con el semblanate pálido un estremecimiento de horror recorrió todo su cuerpo. Cuando reconoció que era Píramo, se da golpes, se tira de los pelos y se abraza al cuerpo de su amado, mezclando sus lágrimas con la sangre. Al besar su rostro, ya frío, gritaba: "Píramo, ¿qué desgracia te aparta de mí? Responde, Píramo, escúchame y levanta tu cabeza abatida, te llama tu querida Tisbe". Al nombre de Tisbe, entreabrió Píramo sus ojos moribundos, que, tras verla a ella, se volvieron a cerrar.
Hubieran acabado casándose, pero se opusieron los padres. Aunque no les dejaban verse, lograban comunicarse por señas y por gestos; no pudieron los padres impedir que cada vez estuvieran más enamorados: y cuanto más ocultan el fuego, más se enardece el fuego oculto.
La pared medianera de las dos casas tenía una pequeña grieta casi imperceptible que se había producido antaño, durante su construcción, pero ellos la descubrieron y la hicieron conducto de su voz. A través de ella pasaban sus palabras de ternura, a veces también su desesperación. Muchas veces, cuando de una parte estaba Tisbe y de la otra Píramo, y habían ellos percibido mutuamente la respiración de sus bocas, decían:” Pared envidiosa, ¿por qué te alzas como obstáculo entre dos amantes?. ¿ Qué te costaba permitirnos unir por entero nuestros cuerpos, o, si eso es demasiado, ofrecer al menos una abertura para nuestros besos? Pero no somos ingratos; confesamos que te debemos el que se haya dado a nuestras palabras paso hasta los oídos amigos”.
Después de hablar así en vano y separados como estaban, al llegar la noche se dijeron adiós, y dio cada uno a su parte besos que no llegaron al otro lado.
Pero al día siguiente se reunieron en el lugar de costumbre , y después de muchos lamentos murmurados en voz baja, toman una decisión. Acuerdan escaparse por la noche, burlando la vigilancia, y reunirse fuera de la ciudad. Se encontrarían junto al sepulcro de Nino, al amparo de un moral (árbol)que allí había. Un árbol había allí cuajado de brutos blancos como la nieve, un erguido moral, situado en las proximidades de un frio manantial.
Este plan adoptan; ese día se les hizo eterno. Al fin llega la noche. Tisbe, embozada, logra salir de casa sin que se den cuenta y llega la primera a la tumba y se sienta bajo el árbol convenido: el amor la hacía audaz.
En esto se acerca a beber a la fuente una leona, con sus fauces aún ensangrentadas de una presa reciente, con la intención de apagar su sed en las aguas de la vecina fuente. Al percibirla de lejos a la luz de la luna, Tisbe escapa asustada y se refugia en el fondo de una cueva. En su huida se le cayó el velo con que cubría su cabeza. Cuando la leona hubo aplacado su sed en la fuente, encontró el velo y lo destrozó con sus garras y sus dientes.
Algo más tarde llegó por fin Píramo. Distinguió en el suelo las huellas de la leona y su corazón se encogió; pero cuando vio el velo de Tisbe ensangrentado y destrozado, ya no pudo reprimirse: "Una misma noche - dijo - acabará con los dos enamorados. Ella era, con mucho, más digna de una larga vida; yo he sido el culpable. Yo te he matado, infeliz; yo, que te hice venir a un lugar peligroso y no llegué el primero. ¡Destrozadme mi cuerpo, leones, que habitáis estos parajes, y devorad a fieros mordiscos esas vísceras criminales! Pero es de cobardes limitarse a decir que se desea la muerte".
Levanta del suelo los restos del velo de Tisbe y acude con él a la sombra del árbol de la cita. Riega el velo con sus lágrimas, lo cubre de besos y dice: "Recibe también la bebida de mi sangre". El puñal que llevaba al cinto se lo hundió en las entrañas y se lo arrancó de la herida moribundo mientras caía tendido boca arriba. Su sangre salpicó hacia lo alto, como cuando en un tubo de plomo deteriorado se abre una hendidura, que por el estrecho agujero lanza chorros de agua, y manchó de oscuro la blancura de las moras. Las raíces de la morera, absorbiendo la sangre derramada por Píramo, acabaron de teñir de color púrpura los frutos que cuelgan.
Aún no repuesta del susto, vuelve la joven al lugar de la cita, deseando encontrarse con su amado y contarle el enorme peligro del que se ha librado. Reconoce el lugar, pero la hace dudar el color de los frutos del árbol, se queda perpleja sobre si será el mismo árbol. Mientras vacila distingue un cuerpo palpitante en el suelo ensangrentado; retrocedió, y con el semblanate pálido un estremecimiento de horror recorrió todo su cuerpo. Cuando reconoció que era Píramo, se da golpes, se tira de los pelos y se abraza al cuerpo de su amado, mezclando sus lágrimas con la sangre. Al besar su rostro, ya frío, gritaba: "Píramo, ¿qué desgracia te aparta de mí? Responde, Píramo, escúchame y levanta tu cabeza abatida, te llama tu querida Tisbe". Al nombre de Tisbe, entreabrió Píramo sus ojos moribundos, que, tras verla a ella, se volvieron a cerrar.
Cuando ella reconoció su velo destrozado y vio vacía la vaina del puñal, exclamó: "Infeliz, te han matado
tu propia mano y tu amor. Al menos para esto tengo yo también manos y amor suficientes para herirme: te
seguiré en tu final. Cuando se hable de nosotros, se dirá que de tu muerte he sido yo la causa y la
compañera. De ti sólo la muerte podía separarme, pero ni la muerte podrá separarme de ti. En nombre de los
dos una sola cosa os pido , padre mío y padre de este infortunado, que a los que compartieron su amor y su
última hora no les pongáis reparos a que descansen en una misma tumba. Y tú, árbol que acoges el cadáver
de uno y pronto el de los dos, conserva para siempre el color oscuro de tus frutos en recuerdo y luto de la
sangre de ambos". Dijo y, colocando bajo su pecho la punta del arma, que aún estaba templada por la sangre
de su amado, se arrojó sobre el hierro.
Sus plegarias conmovieron a los dioses y conmovieron a sus padres, pues las moras desde entonces son de color oscuro cuando maduran y los restos de ambos descansan en una misma urna.
Sus plegarias conmovieron a los dioses y conmovieron a sus padres, pues las moras desde entonces son de color oscuro cuando maduran y los restos de ambos descansan en una misma urna.
domingo, 4 de noviembre de 2018
LÍRICA LATINA: Horacio.
HORACIO (65-8 a.C)
Antes de conocer al autor, vamos a leer un poema actual con el que algunos os sentiréis identificados. Es de Manuel Vilas y se titula "El joven traductor de Horacio".
VIDA.
Horacio es un espíritu delicado que destaca por su agudeza psicológica, su inspiración, su espontaneidad.
Sus versos siguen trasmitiéndonos enseñanzas y caminos de
vida válidos en la actualidad.
Defiende la mesura, el disfrute de la vida y sus
pequeños placeres, censurando la exageración.
Varios de su poemas se han convertido en tópicos literarios, como el Beatus ille , Carpe diem , Aurea mediocritas o Sapere Aude que tienen numerosas manifestaciones en la lírica castellana y universal (vamos a buscarlas). Además, y ya en el plano formal, ejerce sobre sus poemas la labor limae (corrección constante).
POEMAS
BEATUS ILLE.
Dichoso aquel que lejos de negocios,
como la antigua raza de los hombres,
paternos campos con sus bueyes ara
sin interés de usura.
Ni, soldado, despierta al toque hiriente
del clarín ni le asusta mar airado.
Evita el foro y las soberbias puertas
del hombre poderoso.
Se ocupa en enlazar erguidos álamos
con las crecidas vides
o mira al fondo de cerrado valle
cómo vagan rebaños mugidores.
Ama tenderse bajo vieja encina
o sobre espesa hierba;
fluyen las aguas por el hondo cauce
mientras plañen las aves en el bosque.
(Traducción de E. Martino)
como la antigua raza de los hombres,
paternos campos con sus bueyes ara
sin interés de usura.
Ni, soldado, despierta al toque hiriente
del clarín ni le asusta mar airado.
Evita el foro y las soberbias puertas
del hombre poderoso.
Se ocupa en enlazar erguidos álamos
con las crecidas vides
o mira al fondo de cerrado valle
cómo vagan rebaños mugidores.
Ama tenderse bajo vieja encina
o sobre espesa hierba;
fluyen las aguas por el hondo cauce
mientras plañen las aves en el bosque.
(Traducción de E. Martino)
ODAS, I.
Dum loquimur, fugerit
invida aestas:
Carpe diem,
Quam mínimum crudela
postero.
(Mientras hablamos, huye
el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy.
Captúralo.
No fíes del incierto
mañana).
Epístola II. SAPERE AUDE
Dimudum facti, qui coepit, habet;
sapere aude
("La mitad del trabajo tiene quien empieza. / ¡Atrévete a saber! ¡Comienza!"
La exhortación la hace en relación a Odiseo, cuando hizo uso de su inteligencia en todas y cada una de sus aventuras, cuando parecía que todo estaba perdido.)
AUREA MEDIOCRITAS
Auream quisquis mediocritatem
diligit, tutus caret obsoleti
sordibus tecti, caret invidenda
sobrius aula.
(El que se contenta con su dorada medianía / no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona, / ni habita palacios fastuosos / que provoquen a la envidia.)
LÍRICA LATINA: Virgilio.
VIRGILIO (70-19 a.C)
Nació en una familia de humildes pastores y marchó a
perfeccionar estudios a Roma, donde fue protegido por un noble llamado Mecenas.
Ya lo conocemos por su gran obra épica, la Eneida, pero en el género de la lírica destaca su obra las Bucólicas, églogas o historias de amor protagonizadas por pastores idealizados en
un marco igualmente idílico y armonioso (locus amoenus), al que denominó Arcadia.
Este modelo de escritura sirvió de inspiración para
numerosos autores de los siglos XVI y XVII. En la literatura castellana,
recordamos la Égloga I de Garcilaso de la Vega.
Este es un fragmento del canto de Salicio:
Por ti el silencio de la selva umbrosa, por ti la esquividad y apartamiento del solitario monte m’agradaba; por ti la verde hierba, el fresco viento, el blanco lirio y colorada rosa y dulce primavera deseaba. ¡Ay, cuánto m’engañaba! ¡Ay, cuán diferente era y cuán d´otra manera lo que en tu falso pecho se escondía! Bien claro con su voz me lo decía la siniestra corneja, repitiendo la desventura mía. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. ¡Cuántas veces, durmiendo en la floresta, reputándolo yo por desvarío, vi mi mal entre sueños, desdichado! Soñaba que en el tiempo del estío llevaba (por pasar allí la siesta) a abrevar en el Tajo mi ganado; y después de llegado, sin saber de cuál arte, por desusada parte y por nuevo camino el agua s’iba; ardiendo yo con la calor estiva, el curso enajenado iba siguiendo del agua fugitiva. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. | |
Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena? Tus claros ojos, ¿a quién los volviste? ¿Por quién tan sin respeto me trocaste? Tu quebrantada fe, ¿dó la pusiste? ¿Cuál es el cuello que como en cadena de tus hermosos brazos añudaste? No hay corazón que baste, aunque fuese de piedra, viendo mi amada hiedra de mí arrancada, en otro muro asida, y mi parra en otro olmo entretejida, que no s’esté con llanto deshaciendo hasta acabar la vida. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. | |
LÍRICA LATINA: Catulo
CATULO (87-54 a.C)
Es el máximo representante de la poesía lírica amorosa.
Es admirador de Safo.
Sus composiciones están dedicadas a Lesbia (Clodia), en forma de diario amoroso:
1º. Enamoramiento.
2º. Goce.
3º. Celos.
4º. Despedida tras la ruptura.
De su estilo destacan:
-
Una mezcla de elementos cultos y populares (ej.
Diminutivos)
-
Una presentación novedosa del amor, incluyendo
el amor carnal.
Estos son algunos de sus poemas más conocidos. Trata de
localizar el momento amoroso que representan:
Odio et amoOdi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris.Nescio, sed fieri sentio et excrucior.Odio y amo. Quizás te preguntes por qué hago esto.No lo sé, pero siento que así ocurre y me torturo.
¿Qué recurso literario domina y qué tipo de sentimiento trata de expresar?
Como curiosidad, incluso lo podemos escuchar en latín:
Se me figura igual a los diosesSe me figura igual a los diosesy, si es posible, superior a ellosel hombre que, sentado frente a ti,te contempla y escuchatu dulce risa, lo que me arrebatatodo sentido, Lesbia, pues, apenaste veo, se me apaga la voz,mi lenguase paraliza, por mis miembros corresutil fuego, me zumban sordamentelos oídos, y una doble nochecubre mis ojos.La ociosidad, Catulo, te es funesta.La ociosidad te exalta demasiado.La ociosidad, antes que a ti, ha perdidoa reyes y ciudades florecientes.(Traducción de Luis Alberto de Cuenca)
¿Qué sentimiento es el que aquí se expresa? Compara este
poema con el titulado Efectos del amor
de la poetisa griega Safo.
Vivamos, Lesbia mía.Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,y las murmuraciones de los viejos severospensemos que no valen un ardite.El sol puede morir y renacer;nosotros, cuando muera esta breve luz,tendremos que dormir una noche perpetua.Dame mil besos, luego cien,Luego otros mil, después cien más,Todavía otros mil y luego cien,y al fin, cuando contemos muchos miles,confundamos la cuenta para no saber el totaly para que ningún malvado pueda aojarnosal saber que los besos han sido tantos.
¿Qué tópico literario se apunta en el poema?
Incluso en la música actual podemos encontrar canciones que invitan al disfrute amoroso a través de los besos:
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