domingo, 4 de noviembre de 2018

LÍRICA LATINA: Horacio.

HORACIO (65-8 a.C)



Antes de conocer al autor, vamos a leer un poema actual con el que algunos os sentiréis identificados. Es de Manuel Vilas y se titula "El joven traductor de Horacio".

VIDA.
Horacio es un espíritu delicado que destaca por su agudeza psicológica, su inspiración, su espontaneidad.
Sus versos siguen trasmitiéndonos enseñanzas y caminos de vida válidos en la actualidad. 
Defiende la mesura, el disfrute de la vida y sus pequeños placeres, censurando la exageración.

Varios de su poemas se han convertido en tópicos literarios, como el Beatus ille , Carpe diem , Aurea mediocritas  o Sapere Aude que tienen numerosas manifestaciones en la lírica castellana y universal (vamos a buscarlas). Además, y ya en el plano formal, ejerce sobre sus poemas la labor limae (corrección constante). 

POEMAS

BEATUS ILLE.
Dichoso aquel que lejos de negocios,
como la antigua raza de los hombres,
paternos campos con sus bueyes ara
sin interés de usura.

Ni, soldado, despierta al toque hiriente
del clarín ni le asusta mar airado.
Evita el foro y las soberbias puertas 
del hombre poderoso.

Se ocupa en enlazar erguidos álamos
con las crecidas vides
o mira al fondo de cerrado valle
cómo vagan rebaños mugidores.

Ama tenderse bajo vieja encina
o sobre espesa hierba;
fluyen las aguas por el hondo cauce
mientras plañen las aves en el bosque.
            (Traducción de E. Martino)



ODAS, I.
Dum loquimur, fugerit invida aestas:
Carpe diem,
Quam mínimum crudela postero.

(Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana).






Epístola II. SAPERE AUDE

Dimudum facti, qui coepit, habet;
sapere aude
Incipe.

("La mitad del trabajo tiene quien empieza. / ¡Atrévete a saber! ¡Comienza!"
La exhortación la hace en relación a Odiseo, cuando hizo uso de su inteligencia en todas y cada una de sus aventuras, cuando parecía que todo estaba perdido.)


AUREA MEDIOCRITAS
Auream quisquis mediocritatem
diligit, tutus caret obsoleti
sordibus tecti, caret invidenda
sobrius aula. 

(El que se contenta con su dorada medianía / no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona, / ni habita palacios fastuosos / que provoquen a la envidia.)

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