Odio et amoOdi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris.Nescio, sed fieri sentio et excrucior.Odio y amo. Quizás te preguntes por qué hago esto.No lo sé, pero siento que así ocurre y me torturo.
¿Qué recurso literario domina y qué tipo de sentimiento trata de expresar?
Como curiosidad, incluso lo podemos escuchar en latín:
2.
Se me figura igual a los diosesSe me figura igual a los diosesy, si es posible, superior a ellosel hombre que, sentado frente a ti,te contempla y escuchatu dulce risa, lo que me arrebatatodo sentido, Lesbia, pues, apenaste veo, se me apaga la voz,mi lenguase paraliza, por mis miembros corresutil fuego, me zumban sordamentelos oídos, y una doble nochecubre mis ojos.La ociosidad, Catulo, te es funesta.La ociosidad te exalta demasiado.La ociosidad, antes que a ti, ha perdidoa reyes y ciudades florecientes.
(Traducción de Luis Alberto de Cuenca)
Vivamos, Lesbia mía.Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,y las murmuraciones de los viejos severospensemos que no valen un ardite.El sol puede morir y renacer;nosotros, cuando muera esta breve luz,tendremos que dormir una noche perpetua.Dame mil besos, luego cien,Luego otros mil, después cien más,Todavía otros mil y luego cien,y al fin, cuando contemos muchos miles,confundamos la cuenta para no saber el totaly para que ningún malvado pueda aojarnosal saber que los besos han sido tantos.
BESOS PARA LESBIA
Me preguntas, Lesbia, cuántos besos
tuyos me bastarían y sobrarían:tantos como el número de las arenas de Libia(...),o cuantas estrellas en la noche calladacontemplan los furtivos amores de los hombres;sólo esos besos satisfarán a Catulo el locomás que suficientemente,que ni contarlos podrán los curiososni con sus malas lenguas hechizarlos.
5.
RUPTURA DEFINITIVA CON LESBIA
Furio y Aurelio, acompañantes de Catulo,
bien penetre en la lejana India,
donde la costa es batida por las aguas orientales
que resuenan a lo lejos,
bien en Hircania o en la afeminada Arabia,
o entre los sagas o entre los flecheros partos
o en las aguas que colorea el Nilo
de siete bocas,
bien atraviese los altos Alpes
para admirar los trofeos del poderoso César
o el Rin a su paso por la Galia
o los terribles y lejanos británicos,
vosotros, dispuestos a afrontar tales aventuras
y lo que disponga la voluntad de los dioses,
comunicad a mi amada este breve y no agradable mensaje:
que viva y lo pase bien con sus amantes,
esos trescientos que estrecha a la vez en sus brazos,
sin amar la verdad a ninguno, pero rompiendo por igual
los ijares de todos,
y que no busque, como antes, mi amor,
que por su culpa ha muerto como una flor
al borde de un prado, cuando el arado
la troncha al pasar.
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