ARGUMENTO
Se inspira en la figura histórica del rey Beowulf, que luchó contra los francos en el siglo VI.
El poema, ambientado en la Escandinavia medieval, narra los dos momentos de la vida del héroe Beowulf, sobrino de un rey sueco:
- En su juventud vence al ogro Grendel, una especie de troll que habita en una ciénaga y que aterroriza a los daneses. Más tarde, mata con su espada a la madre del monstruo, que había salido del fondo de un lago para vengar a su hijo.
- En su madurez, tras un reinado de cincuenta años, debe defender su reino del ataque de un dragón, con el que consigue acabar, aunque le cueste la vida. La obra acaba con los funerales de Beowulf.
FRAGMENTO
El hombre excelente que antaño se viera
en frecuentes combates, en duros encuentros
de gente de a pie, descubrió en la montaña
la entrada de piedra: por allá, de la gruta
salía terrible un ardiente oleaje
de pérfidas llamas. Nadie al tesoro
ni un solo momento acercarse podía
que no lo quemara en su fuego el dragón.
El príncipe gauta furioso se hallaba;
gritó, valeroso, y su voz resonó,
su llamada de guerra, en la roca grisácea.
El horrible guardián -jadeante su pecho-
furioso avanzó. El rey de su gente,
apresado en las llamas, agobio sufría.
No corrió sin embargo en su ayuda la tropa,
no hicieron con él los intrépidos héroes
un corro aguerrido: huyeron al bosque
en temor de sus vidas. Uno solo en su pecho
la pena sintió. ¡El que bien considera
no olvida jamás lo que un vínculo exige!
Por la horrible humareda avanzó con el yelmo
a ayudar a su rey. Brevemente le habló:
"¡Oh querido Beowulf, no dejes de hacer
lo que en tiempo lejano, de joven, juraste:
que nunca en tu vida querrías que en nada
menguase tu fama! ¡Empléate ahora
con toda tu fuerza, oh valiente señor
de gloriosas hazañas! ¡Yo te presto mi apoyo!"
A la sierpe abatieron, quedose sin vida.
Ambos parientes juntos lograron
que el monstruo cayera. ¡Así debe un vasallo
apoyar a su rey! (...) El noble monarca
victoria ninguna ganaría:
fue su última hazaña. El mordisco fatal
del dragón de la cueva al instante empezó
a quemarle y dolerle: supo el valiente
que horrible en su pecho el dañino veneno
con fuerza corría.