Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.
¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.
Gabriel Zaid, Los demasiados libros.
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