Las flores del mal desarrolla varios temas:
SELECCIÓN DE POEMAS.
- - Malestar
vital, hastío, tedio, desencanto o spleen (mal de siglo o le mal du siécle). El hastío le lleva a evadirse de este mundo a
través de varias huidas (que estructuran temáticamente su libro):
1.
La belleza (a veces la belleza de la mujer,
que es destructora: femme fatale), el arte, el amor, el erotismo aniquilador.
Gustave Klimt
2.
La ciudad (París): la urbe moderna, sustituye
a la naturaleza como ámbito donde perderse entre la masa diversa y anónima que
la habita (frente al Beatus ille).
3.
El vino (calificado como uno de sus paraísos
artificiales).
4.
Otros vicios autodestructivos: la
delincuencia, el sexo destructor (acabó muriendo de sífilis). La maldad y la
miseria del alma humana. Búsqueda de la belleza en el mal. Fascinación por la
trasgresión de las normas sociales.
5.
Rebeldía (al más puro estilo romántico). De
hecho, dedica un poema a Don Juan (“Don Juan en los infiernos”). Sadismo,
vampirismo, anticlericalismo…
6.
La muerte, planteada como la única salvación
posible. El libro se cierra con un largo poema titulado “El viaje”: acaba
deseando realizar el último viaje.
- - La
marginación del poeta, dedicado a su creación artística. Metapoesía.
SELECCIÓN DE POEMAS.
EL ALBATROS
Por divertirse, a
veces, los marineros cogen
Algún albatros, vastos
pájaros de los mares,
que siguen, indolentes
compañeros de ruta,
la nave que en amargos
abismos se desliza.
Apenas los colocan en
cubierta, esos reyes
del azul, desdichados
y avergonzados, dejan
sus grandes alas
blancas, desconsoladamente,
arrastrar como remos
colgando del costado.
¡Aquel viajero alado
qué torpe es y qué débil!
¡Él, tan bello hace
poco, qué risible y qué feo!
¡Uno con una pipa le
golpea el pico,
cojo el otro, al
tullido que antes volaba, imita!
Se parece el Poeta al
señor de las nubes
que ríe del arquero y
habita en la tormenta;
exiliado en el suelo,
en medio de abucheo
caminar no le dejas
sus alas gigantes.
Este poema representa el rechazo hacia la vulgaridad de la sociedad burguesa.
EL ENEMIGO.
Mi juventud no fue sino una tenebrosa
borrasca,
Atravesada
aquí y allá por brillantes soles;
El trueno y la lluvia han hecho tal
desastre,
Que restan en mi jardín muy pocos frutos
rojos.
He aquí que he llegado al otoño de las
ideas,
Y que es preciso emplear la pala y los
rastrillos
Para acomodar de nuevo las tierras
inundadas,
Donde
el agua horada hoyos grandes como tumbas.
Y ¿quién sabe si las flores nuevas con que
sueño
Encontrarán en este suelo lavado como una
playa
El místico
alimento que haría su vigor?
—¡Oh, dolor! ¡Oh, dolor! ¡El Tiempo devora
la vida,
Y el
oscuro Enemigo que nos roe el corazón
Con la sangre que perdemos crece y se
fortifica!
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